En la era urbana en la que nos encontramos es fundamental comprender cómo funcionan las ciudades para resolver los desafíos y retos globales a los que se enfrenta el planeta y sus residentes, tanto a nivel social, medioambiental como económico. La buena noticia es que cada vez hay más actores involucrados y un mayor número de iniciativas enfocadas a avanzar hacia un futuro más sostenible.
La sostenibilidad, como indica Arup en su informe sobre esta materia, tiene como principio lograr un patrón de crecimiento que mejore las condiciones de vida actuales sin comprometer las de las generaciones venideras. Por ello, no es de extrañar que la octava y última categoría en la que se apoya la sostenibilidad sea la Habitabilidad y el bienestar.
El urbanismo sostenible pone en el centro del diseño a las personas
Esta categoría guarda una estrecha relación con las siete precedentes, puesto que la sostenibilidad es un proceso complejo donde unas se construyen a partir de otras: Regeneración urbana y sostenibilidad económica, Preservación de los valores ambientales, Modelo urbano compacto y mixto, Movilidad y conectividad, Interacción social y equipamientos, Eficiencia de recursos e Innovación aplicada y Smart City.
El urbanismo sostenible pone en el centro del diseño a las personas, que prevalecen sobre los usos en la planificación. Esta octava categoría se centra especialmente en su calidad de vida y abarca todas aquellas iniciativas y soluciones que generen espacios urbanos amables y habitables, territorios de oportunidad para las generaciones presentes y futuras. Entornos donde las ciudadanos tengan todo a su alcance, viviendas, oficinas, comercios, opciones de ocio y zonas verdes. De esta forma, se promueve la interacción y la diversidad social, con barrios cohesionados y repletos de vida.