Los rascacielos surgieron en Estados Unidos a finales del siglo XIX gracias a los avances en la construcción y a la invención del ascensor por parte de Elisha Otis. En ciudades como Chicago, y muy especialmente Nueva York, pronto comenzó la competición para alcanzar mayores alturas. Madrid tardó más en incorporarse a esa nueva tendencia, pero entre los años 1920 y 1950 también vivió su particular carrera para construir más alto, especialmente en el centro de la ciudad. Hoy repasamos los primeros edificios madrileños que batieron récords en altura.
En los albores del siglo XX, hacía tiempo que en Nueva York se construían torres que superaban los 100 metros de altura y se tardó poco más en alcanzar los 200. En esa época, algunos edificios madrileños empezaban a alcanzar alturas considerables, como los 70 metros del Palacio de las Comunicaciones, de 1919, o los 67 del Círculo de Bellas Artes, construido dos años después, ambos obra de Antonio Palacios. Otras construcciones como el Palacio de la Prensa (con 58 metros) o el Metrópolis (con 45) también se elevaron más que sus edificios vecinos, ayudando a crear un primer skyline del centro de la capital.
Pero el primer rascacielos que puede recibir propiamente ese nombre tanto de Madrid como de toda España fue el edificio de Telefónica, en la Gran Vía. Y no fue casual, ya que dicha compañía dependía entonces de la estadounidense IT&T, que tenía a gala construir edificios representativos para sus sedes internacionales. La ubicación del solar elegido en la Gran Vía era sinónimo de modernidad, como también lo era escoger para su construcción la nueva tipología del rascacielos. De hecho, Ignacio de Cárdenas, un joven arquitecto al que se encargó el diseño, viajó en 1925 a Nueva York para colaborar en los primeros planos del proyecto con Louis S. Weeks, el arquitecto jefe de la ITT. Ahí ambos se inspiraron en varios destacados edificios neoyorquinos, como el Manhattan Municipal Building o el Woolworth Building, un gigante que por entonces era, con sus 240 metros, el rascacielos más alto del mundo.
No obstante, Weeks tenía claro que todos los edificios de la compañía debían tener un estilo que entroncase con la tradición histórica de las ciudades en las que se implantasen. Así lo asumió Cárdenas, y para la sede central se escogió finalmente el churrigueresco, una vertiente muy madrileña del barroco, de profusa decoración.
Con sus 89 metros de altura, el edificio de Telefónica fue sin duda el más alto de nuestro país y se situó entre un muy reducido grupo de gigantes europeos. Consecuentemente, se convirtió también en un símbolo del Madrid moderno, siendo solo destronado en 1953 por el Edificio España, que llegó a los 117 metros de altura, a un kilómetro escaso de distancia de la sede de la compañía telefónica.
El Edificio España fue diseñado por los hermanos Julián y Joaquín Otamendi y se ideó como una construcción multifuncional, casi una pequeña ciudad dentro de la ciudad, que albergaría al hotel Plaza, pasajes comerciales, viviendas, oficinas comerciales y, en el último piso, un restaurante y una piscina.
Si la estructura de la torre de Telefónica se había realizado en acero, el material de construcción estrella de su época, 30 años después el hormigón armado ya se usaba para las grandes construcciones y fue ese, por tanto, el sistema escogido para el Edificio España. En esta ocasión fue también el neobarroco el estilo utilizado y la masiva presencia de su construcción fue matizada con sucesivos volúmenes, escalonados por terrazas.
Tras su reciente renovación, el Edificio España ha vuelto hoy a la vida y ha recuperado su uso de hotel con zona comercial, conservando no sólo el ambiente característico de los años 50 en su lobby principal, sino dedicando de nuevo su cubierta a un restaurante y bar que gozan de unas espectaculares vistas de Madrid. En su terraza a más de 170 metros de la calle, la guinda la pone una pasarela “de vértigo”, con suelo de cristal, predestinada a ser escenario de incontables fotos para las redes sociales tanto de madrileños como de visitantes.
El récord de altura de la ciudad le fue arrebatado al poco tiempo por la Torre de Madrid, que se eleva 142 metros, también en la plaza de España y también de los hermanos Otamendi, aunque en esta ocasión fueron Julián y José María los responsables del diseño. En este caso optaron por olvidar los historicismos y apostar por una línea más sobria y moderna. Su construcción comenzó en 1957, apenas cuatro años después de la compleción de su vecino de plaza.
Hoy alberga un hotel y viviendas, aunque en sus orígenes el proyecto incluía oficinas, viviendas, numerosas tiendas y amplias galerías comerciales, un hotel y un cine. La Torre de Madrid contaba con los ascensores más rápidos de su época, y fue publicitada como “el edificio de hormigón armado más alto del mundo”. Su altura sigue hoy destacando en el skyline madrileño aunque la torre de comunicaciones Torrespaña, el popular “Pirulí”, superase en 1982 su altura llegando a los 220 metros de construcción, 235 si contamos con la antena. Entre los años 60 y 90 surgiría una nueva generación de rascacielos madrileños que tendría como escenario principal el eje de la Castellana. En 2004 comienza la construcción de las Cuatro Torres, también en la Castellana, que son las que actualmente ostentan el récord de altura de la ciudad. De todo ello hablaremos en un próximo post.
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