Gran variedad de especies de flores adornan las calles, parques y espacios públicos de la capital.

Los 21 distritos de Madrid diseñan sus parterres florales hasta con cinco meses de antelación, para planificar la producción de flor

Este año la primavera ha sido atípica. Llegó de puntillas a la capital y floreció en sus primeros días casi sin testigos. Ahora, por fin, podemos salir y disfrutar (con prudencia) del sol, el aire libre y de Madrid. Estamos aún a tiempo de llenar nuestra retina de la belleza de las flores de sus calles y parques desde las últimas semanas de primavera hasta el intenso verano madrileño.

Atrás quedaron los espectaculares almendros en flor de la Quinta de los Molinos o los tulipanes y los lirios del Jardín Botánico. Pero todavía queda mucha flor que disfrutar. Y es que, como cada año, Madrid cambia su manto de temporada y se viste de colores vivos para recuperar poco a poco la alegría en sus calles.

Porque, a pesar de tener una climatología difícil, típicamente continental, con inviernos fríos y veranos realmente calurosos, falta de humedad y fuertes cambios de temperatura entre el día y la noche, la capital mantiene un manto floral todo el año. Esto se logra gracias a disponer de una gran variedad florística, llegando a contabilizarse cerca de 1.500 especies vegetales en sus calles y parques. Cada estación tiene sus flores características, pero ninguna tan variada y vistosa como la primavera.

Parterres florales en el Retiro madrileño.

 

Tras la temporada pasada de otoño-invierno, en la que se plantaron más de 300.000 flores, se renuevan esos mismos espacios con flores de primavera y verano. Las invernales coles ornamentales, caléndulas, crisantemos, alhelíes y pensamientos de vivos colores que decoraron los días fríos se cambian por especies como la lantana rastrera, claveles moros, celosías, begonias, margaritas africanas o damasquinos. Estas flores son las más abundantes en las composiciones de macizos que, hasta el comienzo del otoño, adornarán no sólo parques y jardines públicos, sino también otros muchos elementos urbanos: conjuntos escultóricos, glorietas, medianas, isletas, zonas de paseo, calles emblemáticas, edificios oficiales… En algunos puntos singulares de la ciudad se llegan a utilizar soportes especiales, como pirámides florales o vistosas jardineras colgantes que penden de las farolas.

Entre los múltiples paseos madrileños posibles, Mónica de la Cueva, vocal de la junta directiva de la Asociación Española de Parques y jardines Públicos (AEPJP) recomienda, sin duda, un recorrido frente al Jardín Botánico, por el eje principal del paseo del Prado a lo largo de sus primeros números, “donde se encuentran unos parterres de zinnias impresionantes”, y seguir por el paseo de Recoletos o subir hasta la puerta de Alcalá para continuar al parque del Retiro. Otro paseo especialmente vistoso en cuanto a los conjuntos florales transcurriría por el parque del Oeste, donde podríamos deleitarnos con numerosos parterres de geranios y “alegrías de la casa” o impatiens.

Planificando con meses de antelación

Mónica de la Cueva explica que los técnicos municipales diseñan los parterres y eligen las especies y variedades que mejor se adaptan al sol y el viento de cada ubicación planificando estos trabajos con cuatro o cinco meses antes de la plantación. El motivo, indica la experta, es que los viveros necesitan a su vez, planificar la producción de flor para dar respuesta a una demanda que se concentra en un mes. Un ejercicio de coordinación muy preciso ya que, según informan desde el Ayuntamiento de Madrid, al menos el 50% de lo que se planta debe estar ya en flor en el momento de la plantación.

Y todo ello es posible gracias al trabajo que se realiza desde los 21 distritos que componen la capital, junto a las empresas de servicios y los viveristas expertos que, tal y como indica De la Cueva, cada año hacen un esfuerzo para sorprender a los ciudadanos introduciendo nuevas especies y variedades e innovando con las mezclas para lograr composiciones espectaculares.