Rotterdam, Nueva York, Londres, Lieja, Berlín, y muy pronto Madrid, tienen un denominador común: irrumpen en el siglo XXI con nuevas y espectaculares estaciones de tren que conectan la alta velocidad con el transporte urbano impulsando el desarrollo de zonas abandonadas urbanísticamente durante décadas.
Algunas son de nueva planta, como las de Lieja, Nueva York, o Berlín, y otras se integran en edificios clásicos, como la estación victoriana de Kings Cross/St. Pancras. Siempre desde la apuesta arquitectónica por la luz natural y el objetivo de humanizar y modernizar los barrios ferroviarios donde se enclavan. Vamos a recorrerlas una por una.
Hauptbahnhof: la mayor estación europea