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Reimaginando ciudades para que fomenten el juego educativo

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Cada vez hay más iniciativas que integran las necesidades de la infancia en la planificación urbana, propiciando el juego de calidad fuera de los parques y la escuela.

Incorporar el juego en el espacio público genera interesantes retornos al medioambiente, la economía, la seguridad y la salud de un vecindario.

 

Más de la mitad de la población mundial habita hoy en día en entornos urbanos, y esa es una tendencia que va a ir al alza en las próximas décadas. De acuerdo con el programa ONU-Hábitat, el 60% de los habitantes de estas ciudades tendrá menos de 18 años hacia 2030, por lo que diseñar ciudades amables para los niños se convierte en un reto especialmente crucial para el futuro de todos. Un reto que hoy ya está teniendo respuesta en numerosas iniciativas a lo largo del mundo.

Las estadísticas arrojan datos preocupantes, los niños emplean menos tiempo en jugar que generaciones anteriores, el juego en exteriores se ha reducido, así como las oportunidades de interacción social en la calle, mientras que el sedentarismo, el estrés y el abuso de la tecnología como único medio de entretenimiento marcan la rutina diaria de la juventud. Por otra parte, los riesgos para la seguridad en los espacios públicos, el tráfico y la polución son factores que desincentivan a los progenitores a la hora de dar más autonomía a los hijos en el entorno urbano.

 

Importancia del juego en las ciudades

Para mitigar esta tendencia, han surgido diversas propuestas orientadas a diseñar intervenciones urbanas que introduzcan en el juego en los lugares y situaciones donde el menor se desenvuelve a diario. Esto abarca desde una biblioteca a una parada de autobús, una peluquería, un supermercado, un parking o el propio camino al colegio.

Los niños pueden mejorar sus capacidades cognitivas, emocionales, sociales y físicas por medio del juego, también durante las horas en las que no está en la escuela. Así lo entiende Playful Learning Landscapes (PLL), una iniciativa con varios proyectos piloto en ciudades de Estados Unidos, como Urban Thinkscape en Filadelfia, un descampado junto a una parada de autobús que se ha transformado en un lugar para el juego y que incluye, entre otras diversiones, una rayuela en tres dimensiones y varios puzles verticales que han pasado a formar parte del mobiliario urbano.

 

Proyecto Play and Learn Library de PLL Arup juego educativo ocio didactico en lugares publicos

 

Los objetivos de este proyecto se enmarcan en el modelo Urban Play Framework (UPF) desarrollado por la consultoría global Arup junto con la Fundación LEGO y el Royal Town Planning Institute británico para la Real Play Coalition, organismo que promueve la importancia del juego para el desarrollo y la formación de la infancia. Este planteamiento queda recogido en detalle en un informe lanzado en la décima edición del Foro Urbano Mundial, evento organizado por ONU-Hábitat en 2020.

UPF es un método para para fomentar el aprendizaje a través del juego en determinados entornos urbanos y que los datos obtenidos sirvan para promover una experiencia lúdica educativa más amplia en las ciudades. Su aplicación incluye análisis de datos socioeconómicos del barrio; paseos exploratorios para detectar peligros, zonas amigables, flujo de tráfico y barreras urbanas; entrevistas con expertos y representantes de la comunidad, así como talleres creativos donde los niños ofrezcan su punto de vista.

 

Khayelitsha Ciudad del Cabo ARUP juego y talleres de cocreacion urbana

Taller de co-creación de espacios de juego en el espacio público con niños residentes del asentamiento informal de Khayelitsha, a las afueras de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Foto: ARUP.

 

El método ya ha sido testado en Londres y Ciudad del Cabo. En Barnet, un suburbio de la capital británica, una de las oportunidades detectadas consiste en lograr que los niños jueguen en los distintos medios de transporte donde las familias permanecen a diario un tiempo “atrapadas”. Mientras que en Khayelitsha, un asentamiento informal a las afueras de Ciudad del Cabo con problemas de seguridad, a partir de un taller de co-creación surgió la oportunidad de activar una red de espacios de juego conectados mediante itinerarios seguros que fomentan distintas habilidades.

Diseñar ciudades para los niños

Cada vez existe una mayor concienciación en torno a la necesidad de hacer que tanto los entornos urbanos preexistentes como los nuevos desarrollos sean amigables para los niños. En su informe Cities alive: Designing for urban childhoods, Arup recoge un buen número de casos de estudio que confirman esta tendencia. Es el caso, por ejemplo, de Bogotá (Colombia), cuyo ayuntamiento está embarcado en la creación de una red de 1.200 nuevos parques y espacios de juego, junto con otras iniciativas municipales como Plazoletas Bogotá, que persigue recuperar espacios urbanos para el peatón, y las zonas de prioridad infantil.

 

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Peatonalización de una rotonda en el barrio El Inglés, en Bogotá (Colombia), en el marco de la iniciativa municipal Plazoletas Bogotá. Foto: NACTO-GDCI.

 

The Livable Cities Project es otra iniciativa ha rediseñado 14 parques en India dando acceso a 1.400 niños a espacios de juego seguros e invitando además a los ciudadanos a circular en bici, caminar y socializar en eventos al aire libre. En el Reino Unido, la ciudad de Leeds consiguió que las familias con niños visitasen más el centro histórico gracias a una iniciativa temporal de crear parques efímeros.

Otras urbes a lo largo del mundo, como la ciudad alemana de Friburgo; Tirana, en Albania; la canadiense Vancouver; y Seúl, en Corea del Sur, están desarrollando proyectos para hacer barrios más amables para los niños, con énfasis en mejorar las zonas e itinerarios peatonales y crear zonas seguras para el juego.

En España se están llevando a cabo interesantes iniciativas en esa dirección, como la estrategia de supermanzanas de Barcelona, que plantea restringir el tráfico a las calles principales alrededor de grupos de manzanas en varios barrios del ensanche de la ciudad, formando en su interior conjuntos semipeatonales de 400 por 400 metros. Así, las calles internas, antes ocupadas por los coches, se convierten en espacios ciudadanos seguros para la cultura, el ocio, las actividades comunitarias y el juego infantil.

 

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Las supermanzanas, un proyecto en desarrollo en el Ensanche de Barcelona, han creado espacios seguros para en juego en zonas antes ocupadas por los coches. Foto: Ayuntamiento de Barcelona

 

En Madrid, el mayor proyecto de transformación urbana de la capital, Madrid Nuevo Norte, va a dar protagonismo a los usos diversos del espacio público, con especial atención a la infancia y la juventud. El área de Compromiso Social de DCN lleva más de tres años recabando cómo sería la ciudad ideal para los menores de los barrios limítrofes, y de Madrid en general, preguntándoles directamente cómo quieren usar el espacio público, en el marco de talleres de co-creación de distintos formatos. El último trabajo hasta el momento está actualmente en preparación y se lleva a cabo en colaboración con el programa Block by Block de ONU-Hábitat. El taller se apoya en el juego de construcción Minecraft para recoger las necesidades y prioridades de la infancia, una información que será muy valiosa para tenerse en cuenta en fases posteriores del proyecto.

 

Disfrutar y cuidar la naturaleza: una cuestión urbana

Los parques urbanos presentan especial atractivo y un gran potencial para transformarse en espacios para el juego educativo. En pleno centro urbano de Rotterdam, Países Bajos, el parque de Speeldernis ha convertido en realidad el sueño de cualquier explorador infantil: este frondoso espacio ha sido transformado en un inmenso parque de juegos y actividades en plena naturaleza, donde incluso está permitido acampar.

La naturaleza también se ha abierto paso en los recorridos diarios de los niños que frecuentan el corredor ecológico Sanlihe River en la ciudad de Qian’an, en China, 135 hectáreas rescatadas de la polución y surcadas por una red de senderos que conectan escuelas y zonas residenciales.

 

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El agua se puede integrar como otro elemento de juego en el espacio público para contrarrestar el efecto isla de calor. Ciudades como Nueva York o Copenhague están adaptando sus espacios de juego a los retos del cambio climático.

26 marzo 2021

Autor

Madrid Nuevo Norte


26 marzo 2021

por Madrid Nuevo Norte