En los últimos años han surgido en ciudades de todo el mundo zonas verdes que recuperan para el peatón kilométricas franjas de terreno antes abandonadas.
La regeneración urbana, es decir, la iniciativa de recuperar espacios y zonas degradadas dentro de la ciudad consolidada, es hoy en día una tendencia en el urbanismo ampliamente extendida a nivel internacional. Uno de los principales objetivos de esta corriente urbanística es la creación de entornos más amables y habitables para el ciudadano, sin necesidad de extender para ello los límites de las ciudades. Entre los recursos que se han hecho un hueco para conseguir ese propósito está el diseño de parques lineales, que aprovechan espacios y recorridos infrautilizados en los centros urbanos.
Son decenas los parques lineales que se han implantado en distintas ciudades del mundo en espacios baldíos, en ocasiones originados por infraestructuras como vías de tren o muelles portuarios, que han supuesto una barrera para los barrios que atraviesan, pero que presentan un gran potencial para ser convertidos en nuevos parques por los que pasear o montar en bici.
Los condicionantes de estos proyectos de zonas verdes son muy variados, ya que no existen dos ciudades iguales. No obstante, a pesar de su diversidad, hay algo que la gran mayoría de estos parques lineales tienen en común: su capacidad para unir barrios que antes estaban separados, para estructurar la ciudad y crear una espina dorsal para peatones y ciclistas, introduciendo, al mismo tiempo, espacios verdes en el corazón de las zonas sobre las que se actúa.
Una idea que resurge con fuerza
La idea del parque lineal no es nueva realmente, ya que en el siglo XIX se construyeron bulevares en diversas ciudades de Europa tras demoler las antiguas murallas que rodeaban sus perímetros urbanos. Algunos ejemplos de esto son los bulevares de París, la Ringstrasse en Viena o, sin ir más lejos, los bulevares históricos que rodearon el centro de Madrid, hoy desaparecidos.
Aunque los parques lineales tuviesen, pues, antecedentes con más de un siglo de antigüedad, a partir de la década de 1950 se vivió un retroceso generalizado en la calidad de los espacios peatonales en ciudades de todo el mundo y el coche cobró cada vez más protagonismo en sus centros urbanos.
Afortunadamente, en los últimos años esa tendencia se ha revertido, y la presencia del peatón en las ciudades ha vuelto a cobrar fuerza.
Parques lineales del panorama nacional e internacional
España cuenta con excelentes proyectos de parques lineales que han conseguido transformar de forma muy visible las áreas urbanas en las que se han implantado. En ese sentido, un ejemplo emblemático es el Jardín del Turia, que en la década de 1980 convirtió 10 kilómetros del antiguo lecho del río Turia, que había sido desviado tras una fuerte riada, en un gran parque urbano para la ciudad de Valencia. Otros proyectos representativos son Madrid Río, que recuperó siete kilómetros de ribera del río Manzanares tras soterrar el tramo suroeste de la M-30, o el celebrado paseo bilbaíno de Abandoibarra, que fue detonante fundamental para la transformación de toda la ciudad.
Siguiendo esta tendencia urbanística, y con el propósito de aplicar sus beneficios sociales y ambientales, Madrid Nuevo Norte ha incorporado al proyecto un eje verde de tres kilómetros de longitud que conectará la red de parques del norte de Madrid con el gran pulmón natural que es el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. El parque va a recorrer de norte a sur una actuación clave para la ciudad, que recuperará terrenos fuertemente degradados y unirá entre sí los barrios del norte de la capital.