Diversos diseños de mobiliario urbano se centran actualmente en aportar valor medioambiental a la ciudad y en aprovechar las energías renovables
El diseño actual de mobiliario urbano ha de abordar necesariamente la sostenibilidad desde todos los puntos de vista que implica este concepto: medioambiental, económico y social. A la hora de crear nuevos bancos, fuentes de beber, luminarias, papeleras, marquesinas de autobús… se trata de tener en cuenta el impacto de todo su ciclo de vida, para que su fabricación, distribución, instalación, uso y retirada sean respetuosos con el entorno.
Esto incluye la selección de los materiales empleados, preferentemente renovables o reciclados, así como la reducción de su consumo energético y del mantenimiento necesario, pasando por optimizar los procesos de producción, distribución y montaje. Una vez finalizada la vida útil de la pieza de mobiliario, una actuación responsable ha de contemplar la gestión de los residuos y el reaprovechamiento posterior de los materiales.
Hay otras medidas que pueden incidir en la sostenibilidad del mobiliario urbano, como es que el objeto tenga más de una función, y así se reduzcan los costes de producción y montaje. También es fundamental que tenga un diseño accesible para todos, sin barreras arquitectónicas.
No son pocos, pues, los retos que se plantean para las piezas que amueblan las ciudades, pero hay algunas iniciativas que han querido dar un paso más allá, apostando por la sostenibilidad como argumento fundamental de su diseño y su uso.
Este fue el caso del Eco-boulevard de Vallecas. Esta intervención urbana se ideó en 2004 con dos objetivos: uno social, con la intención de generar actividad en una calle que estaba carente de vida urbana, y otro medioambiental, creando un espacio bioclimático mediante un sistema pasivo de climatización, basado en el enfriamiento del aire mediante evapotranspiración. Protagonistas del Eco-boulevard son los “árboles de aire”, tres elementos urbanos cilíndricos que son el centro de la intervención y que se plantearon como efímeros, con la idea de retirarse cuando el arbolado circundante hubiese alcanzado un porte que permitiese la reunión a su sombra.